El amor tiene un límite… se llama dignidad
El amor tiene
un límite… se llama dignidad
Amar a alguien es uno de los estados más
significativos para cualquier persona, querer, cuidar y formar parte importante
en la vida de alguien es por demás placentero… justo hasta el preciso momento
en el cual el amor comienza a doler.
No es conveniente para nadie mantenerse en una
relación amorosa en la que los principios básicos del amor no se mantengan, es
necesario detenerse y pensar, observar y principalmente sentir… Así como el
amor se siente, el desamor también se hace notar, de la forma más fría y despiadada…
y en la mayoría de los casos en los que la dignidad se ve afectada existe
una gran falta de amor, la peor de todas, la falta de amor propio.
Nadie nos obliga a mantenernos en una relación que nos
haga sufrir,
somos nosotros mismos los que decidimos fomentar o romper un vínculo que nos
hace daño, que nos hace sentir menos. Somos nosotros los que marcamos la pauta
de lo que queremos de la vida, de lo que toleramos. Si aceptamos que nos
quieran de una forma inconveniente para nosotros, no podemos pretender más que
atentar contra nuestra dignidad. Son nuestros miedos y las barreras autoimpuestas los
que nos someten a vivir un mal llamado amor. Puede ser miedo a no conocer a otra persona,
miedo a la soledad, miedo a repetir la misma historia con alguien más, en fin,
son ellos los que nos paralizan y nos someten a una relación en donde no nos
sentimos a gusto.
Pero con el miedo no se llega lejos, si no los
afrontamos, estaremos sometidos de muchas formas a situaciones incómodas, a
ponernos de rodillas ante diversas circunstancias y vivir de esta manera carece
de sentido. El miedo es para afrontarlo y superarlo, lo peor que puede
ocurrir siempre pasa solo en nuestra mente.
La vida no está pensada como una prueba de
resistencia, la vida es mucho más sencilla, lo que ocurre es que nos empeñamos
en creer que los únicos mecanismos de crecimiento son a través del dolor. La
vida y especialmente el amor es para disfrutarse, obviamente existirán tragos
amargos, pero cuando lo amargo sea permanente será el momento de dejar de
tomar y revisar lo que estamos ingiriendo. Siempre podremos darle otro sabor a
nuestra vida.
Considera que eres la persona más importante de tu
vida, considera que solo tú tienes la potestad de decidir el tipo de amor que
vives y si sientes que te lastima, que no te queda, que no te sirve…
Sencillamente sé valiente y toma la decisión de dejar ir. No se trata de
orgullo, la dignidad, el amor propio, el auto-respeto deben ser tus banderas al
momento de establecer límites. Si tú no te amas lo suficiente, no
esperes que otro lo haga por ti.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal